lunes, 13 de febrero de 2012

La nueva reforma laboral

Rajoy avisó que le iba a costar "una huelga general", que las medidas que tomaba el gobierno con esta nueva reforma laboral, eran "durísimas".
Vaya, una vez aprobada no es para tanto. Yo pensaba, en mi ingenuidad, que para reactivar la economía y fomentar la contratación iban a legalizar el derecho de pernada y el contrato, algo arcaico pero efectivo, del vasallaje. En la Edad Media había unos índices de desempleo bastante más bajos que los que padecemos ahora, y es que los bancos de la época, aunque se movían menos por movimientos especulativos y más por los galeones llenos de oro -el petróleo de la época- que cruzaban el atlántico, dejaban que el crédito fluyera.
Con el derecho de pernada se fomentaría la contratación de la juventud, y el vasallaje, aunque blinda al trabajador -vasallo- frente al despido, aumenta claramente la flexibilidad del mercado laboral, pudiendo la patronal, administrar una movilidad necesaria para satisfacer las demandas de un mercado laboral cada vez más exigente en este mundo globalizado.
Sin embargo, el Gobierno ha decidido aumentar las posibilidades de despido. Esto tiene que deberse a algún tipo de pensamiento dialéctico (ojo, no Marxista), del tipo "vamos a mandar tropas a pacificar Irak/Afganistan/Vietnam/Congo/etc.". Facilitando el despido, dicen, se va a crear empleo. A la luz de las expectativas que había puesto un humilde servidor (fíjense, ya va uno haciéndose a la idea en esto del vasallaje) en las nuevas reformas del mercado de trabajo, esto de facilitar el despido es una patochada que lo único que puede conseguir es seguir subiendo la cifra de parados. A lo mejor lo que quieren es llevar a un notario al Instituto Nacional de Estadística, o al INEM, o a quien sea que cuente la gente que no trabaja, para que seamos un país con el Record Guinness de porcentaje de paro. Eso quizá ponga contentos a los mercados (en ese pensamiento dialéctico del que hablábamos antes).
Hay que recuperar la confianza de los mercados. Y hay que tener contentos a la tia Merkel y al tío Sarkozy, y para eso es necesario hacer estos ajustes. Tanto se han emocionado, que Soraya Sáenz ha dicho que va a marcar "un antes y un después". Pues bien, la reforma entró en vigor el sábado, y haciendo caso a los análisis del siempre acertado Mariano Rajoy, que decía que "no hay varitas mágicas para salir de la crisis", yo veo todo más o menos igual, en la línea de mantener a los trabajadores en condiciones cada vez más precarias, y meter alguna medida que maquille ese asunto. No sé muy bien dónde está ese límite entre antes y después. Quizá el notario esté de camino para darle el trofeo a Rajoy (y sería injusto que no lo compartiera con el anterior gobierno).
Nos acercamos peligrosamente al regreso de la Peste, esa que los Europeos conocemos tan bien gracias a los libros de historia.

3 comentarios:

  1. ...y con el derecho de pernada también tendríamos que acostarnos con Rajoy las señoritas.
    Quita quita!!

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  2. No se preocupe el personal, según la reforma tenemos un año de prueba, sino, al paro con Rajoy.
    La del 36 va a ser floja con la que se va a preparar aquí.

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